Francisco Polanco Guerrero, más conocido por Francisquito,
tenía una forma peculiar de "dar la hora" y esto lo convirtió en un
ser humano posiblemente único. Afirman los lugareños que cuando se le
preguntaba qué hora era, contestaba con una precisión tal que hasta los minutos
exactos brindaba. Claro, lo asombroso es que nunca usó reloj, sólo una lógica
difícil de explicar.
Parado sobre la esfera de un legendario reloj, con números
romanos y agujas entrelazadas, seguirá Francisquito, para admiración de quienes
-nacionales y extranjeros- transitan a diario por el bulevar espirituano.
Aunque antes del triunfo de la Revolución Cubana
(1959) fue un hombre pobre y se dedicaba a recoger la basura en algunas casas
de familias pudientes a cambio de un plato de comida, tuvo una vejez feliz
-casi centenaria- en un Hogar de Ancianos, hasta su muerte.
Canción dedicada a Francisquito, interpretada por el trío espirituano D´Gómez.
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